viernes, 5 de septiembre de 2008

LENGUAS INDÍGENAS, PATRIMONIO INTANGÍBLE DE LA HUMANIDAD

El elemento fundamental de la cultura de un pueblo es su lengua, que lo identifica, hermana y hace que se genere una vinculación a través de la solidaridad y ayuda mutua.

La lengua, como elemento básico de la identidad de los pueblos también evoluciona, cambia, se modifica debido a múltiples factores de índole social, económico y político. Entre estos factores resalta la convivencia de sus hablantes con otros de diferentes lenguas, generándose un intercambio, fusión o el predominio de una de ellas.

Cuando el predominio de una lengua sobre otra es violento y forzado, se tiende a la discriminación de sus hablantes, a que aparezcan en comunidades alejadas y que sean, por lo regular, personas mayores, en suma: a su desaparición y estigmatización.

Un ejemplo de lo anterior son la lenguas indígenas de América Latina y en particular de México, por lo que conviene recordar que, de acuerdo al artículo 2 de la Ley General de Derechos Ligüísticos de los Pueblos Indígenas (LGDLPI) “Las lenguas indígenas son aquellas que proceden de los pueblos existentes en el territorio nacional antes del establecimeinto del Estado Mexicano, además de aquellas provenientes de otros pueblos indoamericanos, igualmente preexistentes que se han arraigado en el territorio nacional con posterioridad y que se reconocen por poseer un conjunto ordenado y sitemático de formas orales funcionales y simbólicas de comunicación”.

En nuestro país existen dos perspectivas, entre otras, en torno a las lenguas indígenas. Por un lado, existe un discurso oficial que postula su rescate, promoción y difusión de su literatura. Al respecto se han logrado algunos avances, pero no por que las autoridades asuman a plenitud el reconocimiento a las lenguas indígenas, su importancia como parte de nuestra identidad y a la necesidad de promoverlas, sino por la presión ejercida por las recomendaciones emítidas por organismos internacionales y, sobre todo, por el empuje, la petición y la fuerza que han tomado las organizaciones indígenas nacionales que hoy, después del movimiento zapatista, se han sabido cohesionar, luchar juntos y presentar un frente común.

A ello se debe la LGDLPI, consecuente creación del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y la publicación por éste del Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales (CLIN) en el presente año.


Pero por otra parte, en la sociedad sigue vigente un discurso, una visión y una actitud de rechazo a las lenguas indígenas, a su menosprecio, a su minimización, lo cual se traduce en la perspectiva de tomarlas como una expresión del rezago social, del atraso del país, de pobreza, que a su vez se manifiesta en discriminación y exclusión de sus hablantes, que en ocasiones son miles y en otras 2, únicamente.

El caso de la estigmatización de las lenguas indígenas, su rescate, preservación y difusión se vincula desde luego, con la lucha por contar con un marco jurídico adecuado para la cultura y derechos indígenas, la desigualdad generada por la pobreza, la discriminación y con patrones culturales que deterioran las identidades nacionales en favor de patrones o modelos culturales ajenos e impuestos.

El CLIN registra más de 60 lenguas autóctonas, con 364 variantes, de las cuales 100 cuentan con menos de 1000 hablantes, lo que hace que sean susceptibles de extinción.

De acuerdo al artículo 3 de la LGDLPI “Las lenguas indígenas son parte integrante del patrimonio cultural y lingüístico nacional. La pluralidad de lenguas indígenas es uno de los principales expresiones en la composición pluricultural de la Nación Mexicana”.

Los antecedentes mencionados nos hacen reconocer y solidarizarnos con la propuesta que en el Encuentro Internacional de Literatura en Lenguas Indígenas celebrado los días 28 y 29 de agosto pasado en El Colegio Nacional, presentaron, entre otros, Eduardo Matos Moctezuma, Miguel León Portilla, Francísco de la Cruz, presidente de Escritores en Lenguas Indígenas y el mismo Fernando Nava, director del Inali, relativa a que la representación de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco), promueva, que se haga la declaración de las lenguas indígenas como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

En este mismo Encuentro Internacional la delegación mexicana solicitó y obtuvo el apoyo de los representantes de otros países para que a su vez hagan la misma propuesta a sus gobiernos y éstos a la Unesco. De lograse la declaración propuesta en México y que repercutirá en toda Latinoamérica, se contará con un instrumento más para salvaguardar las lenguas indígenas, pero no como objetos de museo.

Recordemos que las lenguas indígenas, a pesar de todos los factores sociales, económicos y políticos adversos a ellas, constituyen una expresión cultural, que están vigentes, vivas, dinámicas, que evolucionan y que son la parte fundamental de la identidad de miles de mexicanos.

Estimado amig@:
Le sugerimos que visite el apartado Documentos y artículos de interés donde se encuentra el texto "Inicia trabajos el Parlamento Latinoamericano en la reunión de políticas públicas y legislación indígena", relacionado con este artículo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con mucho aprecio.

Leì su escrito sobre las Lenguas indìgenas, patrimonio intangible de la humanidad, en su blogspot.

Me parece un artìculo de mucho interès para quienes somos indìgenas y se interesan en ellos o nosotros, desde el punto de vista cultural. Es cierto, hay elementos intangibles y otros materiales en el mundo indìgena, como la persona misma, el propio hombre indìgena, que en realidad es el elemento vivo, quizà mas importante.

Porque a lo que mas se ha rendido culto, han sido a las pìramides como elemento material (Cumbre Tajin). Y los otros elementos como la lengua, ¿quièn les hace fiesta?.

Aunque en la entidad tenemos una Academia de l as Lenguas Indìgenas y una Direcciòn de Educaciòn Indìgena, Las lenguas indìgenas y las culturas aborìgenas en general se estan deteriorando mas.

Anónimo dijo...

Sin lugar a dudas la lengua es para una cultura, un elemento fundamental de cohesión e identidad. En los pueblos indígenas mexicanos su permanencia ha sido gracias a la transmisión oral de padres a hijos entre sus hablantes, mismo que se ha dado en un marco de relaciones de creencias, costumbres, tradiciones y formas de vida propias de la cultura.
Por ello, entender la lengua implica también acercarse a una serie de expresiones culturales que reflejan toda la cosmovisión de un pueblo. Desafortunadamente dicha cosmovisión muchas veces ha sido vista como “inferior” ante la mirada ajena de la gran mayoría de la población, debido sobre todo a la transculturación que nuestro país ha sufrido –y sigue sufriendo- desde tiempos de la conquista española.
Por ejemplo, la polémica sobre la aplicación de una grafía a las lenguas indígenas (sin cuestionar su efectividad para la organización y estudio de dichas lenguas) ¿No es acaso una expresión globalizante de intentar entender lenguas distintas de una cultura respecto a otras consideradas de “menor importancia”? Y de ser así ¿Hasta que grado es contraproducente para el fortalecimiento de las lenguas indígenas?
La cuestión a analizar sería entonces, hasta que punto el impacto de las instituciones federales y locales han contribuido al fortalecimiento de las lenguas indígenas dentro de estas mismas culturas. Con las recientes legislaciones resulta más evidente visualizar el trabajo emprendido por las autoridades gubernamentales, como las nuevas modificaciones a la Ley General de Educación que incluyen ya dentro del currículum el estudio de lenguas indígenas en escuelas públicas de nuestro país, como es el caso del gobierno del D.F. que estableció como obligatorio el curso de una asignatura de lengua nahuatl a partir del ciclo escolar 2008-2009.
Sin embargo, todo esto carecería de sentido si no se trata el asunto de “fondo” puesto que no basta con conocer la lengua, se requiere valorar la cultura, hablamos de la pertinencia y hasta necesaria de una vida intercultural en un país tan diverso como el nuestro, que respete y reconozca el multiculturalismo como una oportunidad de crecimiento hacia una vida nacional mas democrática.
En este sentido, y como está fuera de discusión que el nivel de desarrollo de un país es proporcional al nivel de educación de un país, queda claro que el único medio para atacar las discriminación en la sociedad mexicana es desde las instituciones educativas, pues el mismo Sistema Educativo Mexicano ha desempeñado un papel importante en la conformación de la sociedad actual, basta con recordar el papel que jugaron las escuelas contra la permanencia de las lenguas indígenas a favor de la castellanización hasta antes de los años 80’, pues justificándose en un discurso de promoción de identidad y unidad nacional prohibieron el uso de la lengua materna de miles de niños indígenas en estos centros.
En el nuevo milenio la realidad demanda una inclusión y no otra transculturación de los pueblos indígenas nacionales, sin ese respeto y reconocimiento de la diversidad cultural no es posible avanzar hacia la vida democrática tan necesaria en nuestro país.
La declaración de las lenguas indígenas como “Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad”, puede abrir mas espacios para contribuir a lo antes planteado, sin duda alguna es un gran paso que no puede ya limitarse a un marco teórico y legal de nuestro país, sino que con ella pueden y deben emprenderse acciones tendientes fortalecer las culturas indígenas de nuestro país.


Por: Germán Martínez Solares.

Eduardo Pérez Roque dijo...

Germán Martínez Solares dijo....

Sin lugar a dudas la lengua es para una cultura, un elemento fundamental de cohesión e identidad. En los pueblos indígenas mexicanos su permanencia ha sido gracias a la transmisión oral de padres a hijos entre sus hablantes, mismo que se ha dado en un marco de relaciones de creencias, costumbres, tradiciones y formas de vida propias de la cultura.
Por ello, entender la lengua implica también acercarse a una serie de expresiones culturales que reflejan toda la cosmovisión de un pueblo. Desafortunadamente dicha cosmovisión muchas veces ha sido vista como “inferior” ante la mirada ajena de la gran mayoría de la población, debido sobre todo a la transculturación que nuestro país ha sufrido –y sigue sufriendo- desde tiempos de la conquista española.
Por ejemplo, la polémica sobre la aplicación de una grafía a las lenguas indígenas (sin cuestionar su efectividad para la organización y estudio de dichas lenguas) ¿No es acaso una expresión globalizante de intentar entender lenguas distintas de una cultura respecto a otras consideradas de “menor importancia”? Y de ser así ¿Hasta que grado es contraproducente para el fortalecimiento de las lenguas indígenas?
La cuestión a analizar sería entonces, hasta que punto el impacto de las instituciones federales y locales han contribuido al fortalecimiento de las lenguas indígenas dentro de estas mismas culturas. Con las recientes legislaciones resulta más evidente visualizar el trabajo emprendido por las autoridades gubernamentales, como las nuevas modificaciones a la Ley General de Educación que incluyen ya dentro del currículum el estudio de lenguas indígenas en escuelas públicas de nuestro país, como es el caso del gobierno del D.F. que estableció como obligatorio el curso de una asignatura de lengua nahuatl a partir del ciclo escolar 2008-2009.
Sin embargo, todo esto carecería de sentido si no se trata el asunto de “fondo” puesto que no basta con conocer la lengua, se requiere valorar la cultura, hablamos de la pertinencia y hasta necesaria de una vida intercultural en un país tan diverso como el nuestro, que respete y reconozca el multiculturalismo como una oportunidad de crecimiento hacia una vida nacional mas democrática.
En este sentido, y como está fuera de discusión que el nivel de desarrollo de un país es proporcional al nivel de educación de un país, queda claro que el único medio para atacar las discriminación en la sociedad mexicana es desde las instituciones educativas, pues el mismo Sistema Educativo Mexicano ha desempeñado un papel importante en la conformación de la sociedad actual, basta con recordar el papel que jugaron las escuelas contra la permanencia de las lenguas indígenas a favor de la castellanización hasta antes de los años 80’, pues justificándose en un discurso de promoción de identidad y unidad nacional prohibieron el uso de la lengua materna de miles de niños indígenas en estos centros.
En el nuevo milenio la realidad demanda una inclusión y no otra transculturación de los pueblos indígenas nacionales, sin ese respeto y reconocimiento de la diversidad cultural no es posible avanzar hacia la vida democrática tan necesaria en nuestro país.
La declaración de las lenguas indígenas como “Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad”, puede abrir mas espacios para contribuir a lo antes planteado, sin duda alguna es un gran paso que no puede ya limitarse a un marco teórico y legal de nuestro país, sino que con ella pueden y deben emprenderse acciones tendientes fortalecer las culturas indígenas de nuestro país.